Reencontrandome con un viejo amigo

Largas tardes de satisfacción me dio años atrás, daba igual que lloviera, que hiciera frió o calor incluso que nevara, el siempre estaba ahí, dispuesto a todo.

No os asustéis, os hablo del balón de baloncesto, me pase toda mi infancia, adolescencia y el camino a la madurez, (el que se crea esto ultimo que se lo haga mirar), tirando a canasta, perdí la cuenta de cuantos balones tuve que comprar, todos acababan lisos, daba igual que fuera una marca barata, que fuera el famoso Spalding de "competí", todos sucumbían al asfalto o parquet.

No puedo estar en casa parado, no soy hombre de sofa y aunque la primavera este siendo cuanto menos invernal, las paredes se me hacen largas y como Sara llega tarde del trabajo y en casa esta todo hecho, tengo que hacer algo y a ser posible en el Pradolongo.

Os seré sinceros, me importa tres pitos la fascitis, que me duela, que me moleste, que haga lo que quiera, el día que me canse me corto el pie y  haber que hace para seguir "dando por culo", cogí el balon balón y a pesar de la amenaza de lluvia me fui a echar unas canastas.
La verdad no recordaba que cansara tanto el arte del basket, carrera para allá, carrera para acá....

Y por que no, hoy saldré a trotar otro rato y si la fascitis me duele, ¡¡espero dolerla yo a ella!!